Seguimos con el roadtrip por las Repúblicas Bálticas, y tras visitar Riga, nos dirigimos a Estonia para visitar el último de los tres países. Nuestra primera parada es en Pärnu, una ciudad costera conocida por ser la principal ciudad de veraneo de los estonios, pero que además tiene de fama de tener un bonito casco viejo con mansiones de principios del siglo XX.
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Qué ver en Pärnu
Llegamos a Pärnu a mediodía, y tras dejar las cosas en el alojamiento, era ya la hora de comer, por lo que solo dispondríamos de la tarde para ver los principales lugares de la ciudad. Pero la verdad es que sentimos que incluso nos sobró tiempo.
Pärnu nos pareció una ciudad tremendamente aburrida. Tiene calles bonitas y algún edificio remarcable, pero la verdad que siendo una ciudad de veraneo en Estonia, con playa, nos esperábamos mucho más. Nosotros nos la encontramos a mediados de agosto bastante tranquila y con apenas ambiente.
Esta ciudad fue un importante asentamiento comercial, que inicialmente se llamó en alemán Pernau. Gran parte de su población fue alemana hasta el siglo XVIII. Su aspecto actual data de 1838 cuando se construyeron los primeros baños y centros vacacionales para los que acudían a disfrutar de la playa.
Playa de Pärnu
Empezamos el paseo visitando la playa de Pärnu, uno de los principales atractivos de la ciudad. No hacía mal tiempo, había sol y nubes, pero aunque estábamos en agosto, la temperatura no invitaba a bañarse. La playa es enorme y tiene bandera azul, un distintivo que se otorga a nivel europeo a las mejores playas y puertos.
Esta de Pärnu se la ve bien equipada, con terrazas, pistas de voleibol, columpios y otras atracciones para los niños y vestuarios.
Tiene arena blanca y sus aguas son poco profundas. Y cuando Estonia formaba parte del Rusia Imperial, Pärnu era uno de los destinos más visitados por la burguesía que acudía a sus playas.
Pärnu también destaca por sus balnearios, ya que la ciudad cuenta con fuentes de aguas termales. Y junto a la playa se encuentra el más destacado: el Mudaravila, edificio que alberga los baños de barro. El edificio es de estilo neoclásico que se construyó en 1926, en el mismo lugar que en el siglo XIX albergaba una casa de baños de madera que se quemó en la Primera Guerra Mundial.
Casco Viejo
Dejamos la playa y nos dirigimos hacia el casco histórico. Primero pasamos por la Oficina de Turismo que está junto al Ayuntamiento para coger un plano de la ciudad. Casco Viejo.
En primer lugar, visitamos la iglesia ortodoxa de Santa Catalina, uno de los iconos de Pärnu, que fue construida en 1786. La mandó construir la emperatriz Catalina II tras un viaje a la ciudad. En la plazoleta junto a la iglesia, hay wifi gratis y un bonito tiovivo muy fotogénico.
A continuación cogemos la calle Rüütli, la vía más importante de Pärnu y que en gran parte es peatonal. Aquí se pueden ver bonitas edificaciones.
Durante la época hanseática, Pärnu fue uno los puertos comerciales más importantes del Báltico. De aquella época queda la Torre Roja, que formaba parte de las murallas y es uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Es del siglo XV y se utilizaba como prisión. A pesar de su nombre, la torre en realidad es blanca. Cuesta encontrar la torre en cuestión, y cuando estuvimos nosotros no era visitable por dentro.
Continuamos hacia la Iglesia Ortodoxa de la Transfiguración de Nuestro Señor, pero nos la encontramos cerrada y nos tenemos que conformar con verla por fuera.
Llegamos a la Rüütli Plats, donde se encuentra el Memorial Momento en el Tiempo, que está dedicado a los fundadores de la República de Estonia. Y es que en Pärnu es donde se declaró la leyó la declaración de independencia de Estonia por primera vez, un día antes de hacerlo en Tallin, en 1918. Se hizo desde el balcón del teatro Endla.
No muy lejos está la Iglesia de Eliisabeti, que se construyó en 1744, pero también la encontramos cerrada. Es la principal iglesia protestante de Pärnu.
Seguimos hacia la única puerta que queda en pie de la antigua muralla: la Puerta de Tallin, por donde entraban los que llegaban a Pärnu desde la capital, y que fue construida durante el dominio sueco de la ciudad en el siglo XVII.
De camino, pasamos por la Villa Ammende, una bonita edificación de Art Nouveau, que dicen que es el mejor ejemplo de este estilo en Estonia. La mansión era residencia de una familia acaudalada a principios del siglo XX, pero ahora es un lujoso hotel. Nosotros solo lo vimos por fuera.
Dónde dormir en Pärnu
Nosotros dormimos en Papli 2 Accommodation, en una habitación triple con baño en una casa particular que alquila habitaciones. Está a unos 10 minutos andando del centro de Pärnu y a unos cinco minutos de la playa.
La habitación cuenta con frigorífico, hervidor y cafetera, así como café y tés, y televisión. Tiene entrada privada. En el jardín de la casa, había una colchoneta y columpios que la peque pudo usar. Cuenta con aparcamiento gratuito. Aunque llegamos antes de la hora de check-in, nos dejaron entrar sin problemas. El precio para una noche fue de 55 euros (en 2019).
Todos los posts del viaje por las Repúblicas Bálticas
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