Como viene siendo tradición en los últimos años, recién llegados de las vacaciones de verano de 2019, vamos a contaros nuestras primeras impresiones del gran viaje de este año que nos ha llevado a recorrer Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Rusia durante el mes de agosto.
Bien es cierto que no era nuestra primera opción para este verano, porque nos apetecía más viajar a destinos más lejanos, como a algún país asiático o alguno americano… Pero unos vuelos a muy buen precio, encontrados a mediados de mayo, fue lo que inclinó la balanza.
Después de tres veranos pasando muchísimo calor en las vacaciones en la Costa Oeste, en Israel y Grecia, y en Emiratos, Malasia y Singapur, llevaba reclamando algo de fresco en verano.
También se daba la circunstancia de que los Bálticos y Rusia llevaban tiempo en nuestra lista de destinos deseados. De hecho, hace siete años, teniendo todo preparado para viajar, tuvimos que cancelar nuestro viaje por esa zona.
Además, me nombraron Rovaniemi Summer Ambassador y nos invitaron a descubrir esta ciudad de Laponia en verano. Por todo eso, este año nos decidimos por estos cinco países.
Hemos pasado 31 días fuera de casa, nos hemos alojado en 11 sitios distintos, hemos recorrido 9 ciudades, pueblecitos e islas… Según mi pulsera de actividad, hemos andado 335 kilómetros, con una media de 17.000 pasos al día, aunque ha habido días de andar más de 26.000 pasos.
En resumen, estas son nuestras impresiones:
Contenidos del post
Lo que más nos ha gustado
- Disfrutar casi del Sol de Medianoche en Rovaniemi. Y digo casi, porque en las fechas en las que hemos estado el sol se ponía sobre las 23.30 y salía sobre las 3.00 horas… Pero en esas horas de “noche”, el cielo nunca llegó a estar oscuro y siempre había claridad. En realidad, el período del sol de medianoche, cuando no se pone en Laponia nunca es del 6 de junio al 7 de julio, y nosotros hemos viajado los primeros días de agosto. Aún así, la experiencia ha sido fantástica. Ver los largos días en Rovaniemi nos ha encantado.
- También nos ha encantado poder pasar un rato con renos y huskies en Rovaniemi, después de la experiencia regular del pasado mes de noviembre…
- Probar la sauna filandesa, que no tuvimos tiempo de probar en nuestro anterior viaje a Finalndia. ¡¡Qué relajante era!! Ahora entendemos por qué allí en Finlandia les gusta tanto.
- Recorrer el precioso casco viejo de Tallin… ¡Era como estar en un cuento de hadas, como volver a la Edad Media!
- Visitar Vilna, una joya de ciudad que suele quedar a la sombra de Tallin y Riga, y que es muy bonita y no tan llena de gente como las otras capitales bálticas.
- El Art Nouveau en Riga… Los edificios son todos preciosos en el centro.
- El castillo de Trakai (Lituania) nos encantó. ¡Está en un entorno realmente bonito!
- Visitar la Iglesia de la Sangre Derramada y la catedral de San Isaac en San Petersbugo. Por dentro son ¡preciosas!
- Ver los Jardines de Peterhof, con sus fuentes, que son una auténtica maravilla… La pena es que estuvieran tan sumamente llenos de gente por todos lados.
- Viajar en el mítico Flecha Roja entre San Petersburgo y Moscú… Cogimos un compartimento deluxe y hemos viajado como reyes en un tren que empezó a circular en 1931.
- Lo barato que se come en Rusia y lo barato que es el transporte en este país.
- La comida en Finlandia… En especial, lo rico que está el salmón allí… Los seis días que pasamos en Finlandia, los pasé comiendo salmón en todas sus variedades, todos los días… ¡Mmmmm!
- Viajar solo con equipaje de mano… Ha sido muy cómodo y nos hemos apañado fenomenal. Ya haré post explicando cómo conseguimos viajar un mes con solo una maleta de mano por persona. Creo que a partir de ahora, siempre en viajes largos iremos solo con equipaje de mano. Es una gozada bajar del avión y no estar pendiente de si habrá llegado o no la maleta… Además, que al viajar ligero, es mucho más cómodo para moverse.
- A la peque le ha encantado volver a ver a Papá Noel.
Lo que nos ha sorprendido
- Lo fresquito que hemos estado en Rovaniemi… Hemos tenido temperaturas que serían más propias de finales del invierno madrileño.
- Entrar en el Mausoleo de Lenin y ver cómo su cuerpo sigue tal cual a pesar de haber pasado más de 90 años de su muerte. ¡Parecía que estaba solo durmiendo!
- Lo bien que funciona el metro en San Petersburgo y Moscú. ¡La frecuencia era increíble! No tardaba más de dos minutos en pasar. Además, las estaciones de Metro nos han encantado… ¡Es como un gran museo!
- El poco turismo que hay en los países bálticos fuera de las capitales. Hemos estado visitando castillos en muchos casos casi en completa soledad.
- La isla de Saaremaa en Estonia. Tuve dudas sobre incluirla o no, y al final me alegré porque me ha parecido una isla encantadora. ¡Me sorprendió para bien!
- Lo kid-friendly que son los países bálticos y Rusia. Hay parques con columpios por todas partes, incluso en el ¡¡¡interior del claustro de una iglesia!!! Además, nos hemos encontrado en muchos restaurantes con menús para niños y con juguetes para jugar.
- Encontrarnos con la directora del colegio de la peque viajera en el castillo de Turaida, en Letonia… ¡El mundo es un pañuelo!
- En San Petersburgo sabe más gente inglés de lo que pensábamos. En general, la gente joven y en los sitios turísticos, lo hablan. Y en Moscú, aunque la gente sabe menos inglés, hemos encontrado más carteles con letras latinas de lo que a priori pensábamos que encontraríamos.
- El carácter de los rusos. No sonríen, ni saludan, aunque tú les saludes en su idioma. Son de lo más secos y fríos que hemos visto nunca, no son nada afables.
- El silencio sepulcral en Rusia, incluso en restaurantes, en los que no se oía ni una mosca… Más silencio que en un velatorio en España. Incluso un día, estando en la calle, en la cola de la taquilla de la Iglesia de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo, nos mandaron que guardáramos silencio porque la peque estaba hablando bastante alto (es lo que tiene ser español, que somos ruidosos por naturaleza).
- Las carreteras en Letonia… En algún caso encontramos verdaderos caminos de cabras… Y también nos han sorprendido las carreteras en Lituania, que era todo lo contrario: eran muy buenas.
Lo que no nos ha gustado
- La masificación de determinados lugares como el centro de Tallin durante el día, San Petersburgo y Moscú.
- Las enormes colas que hay para visitar los sitios turísticos de Rusia y para comprar la entrada antes.
- Tener que esperar varias colas para adquirir las entradas para los diferentes sitios que ver dentro del Kremlin: una cola para la Armería, una cola para la plaza de las Catedrales, otra cola para el Fondo de Diamantes… ¿Por qué no una única cola para los tres sitios dentro del Kremlin cuando las taquillas de los tres sitios están juntas en un mismo edificio?
- Encontrarnos la Plaza Roja cortada porque había un Festival de Música Militar. Solo se podía acceder por la mañana a la Plaza Roja… Y para colmo estaba llena de gradas, por lo que no se podía ver en todo su esplendor.
- Conseguir el visado ruso… ¡Me pareció un suplicio!
- No poder hacer fotos en muchos interiores de monumentos de Rusia: no se pueden hacer en la Armería, en las catedrales de la plaza de las Catedrales, en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú…
- Estar dos horas parados en la frontera entre Estonia y Rusia con los trámites de inmigración del tren en el que viajábamos.
- La pachorra en los restaurantes de Letonia… Más de una vez tuvimos que esperar más de una hora para que nos trajeran lo que habíamos pedido. Tardaban mucho en atender aunque el restaurante no estuviera especialmente lleno.
Lo que nos ha decepcionado
- El Kremlim de Moscú por dentro. No sé por qué, pero esperaba más.
- La catedral de San Basilio en Moscú por dentro. Ya había leído a más gente que era algo decepcionante… Y efectivamente para mí lo fue. Por fuera es preciosa y cuando cae la noche, luce espectacular (aunque lo tuvimos que ver desde muy lejos por estar cerrada la Plaza Roja). Pero su interior no me pareció tan espectacular como lo es por fuera, ni tan bonita como la de la Sangre Derramada.
- La ciudad de Pärnu… Habíamos leído buenas críticas de la ciudad. Tal vez porque el tiempo no acompañó, pero en esta ciudad sentimos que pasamos más tiempo del que precisaba y llegamos a aburrirnos.
- El Estonian Open Air Museum de Tallin: también había leído muy buenas críticas de este museo… Pero aunque no está mal, tampoco nos pareció gran cosa.
- Encontrarnos obras en monumentos emblemáticos… ¿Por qué las hacen en verano que es cuando más turistas hay?
En breve iré desgranando poco a poco todo lo que hemos hecho en este gran viaje… Mientras tanto, puedes ver las stories que tengo colgadas en Instagram… ¿Nos sigues ya en esa red social?
Buenas, me encanta ver las vacaciones tan estupendas que os habéis pegado.
Tu web es estupenda 😉
Estoy de acuerdo con el carácter de los rusos, no pueden ser más ariscos. Y nosotros también estuvimos dos horas en la frontera para pasar a Rusia….debe ser un constante. Me quedé con ganas de ver Moscú pero mi marido dice que pasa de volver jajajaja. Sigo alucinada con que os encontrarais a la directora del cole de tu hija, de verdad que el mundo es pañuelo.