Nos quedaban horas en Estambul, porque nuestro viaje a esta preciosa ciudad entre Europa y Asia, llegaba a su fin. Era nuestro último día y lo dedicamos a recorrer de nuevo Ortaköy y visitar Üsküdar, el barrio que se encuentra en la parte asiática de Estambul.
DÍA 7
Este último día amaneció gris y bastante fresquito. En menos de una semana, el tiempo había cambiado radicalmente. Parecía como si el otoño ya empezara a llamar a la puerta. Lo peor de todo no es que fuera nuestro último día, sino que nosotros amanecimos como el día y nos levantamos con un buen trancazo. Pero no podíamos quedarnos en la cama. Nos quedaban horas en esa maravillosa ciudad y había que aprovecharlas para ver lo que nos faltaba, como visitar Üsküdar.
Paseando por Ortaköy
Como nos había gustado mucho Ortaköy el día anterior, decidimos hacer una nueva visita a este barrio de Estambul. Cogimos el autobús en Eminönü y allá que nos fuimos. El barrio estaba repleto de gente deambulando por el mercadillo. Había muchos más puestos que la noche anterior.
Tras pasear entre los puestecillos, entramos en la mezquita. El día anterior me había quedado con ganas de entrar porque todo apuntaba a que sería un poco diferente a lo que habíamos visto hasta entonces. Fue una de las mezquitas que más me gustaron de Estambul.
Es pequeñita, pero su decoración es bastante peculiar. Es una joya del rococó, del mismo arquitecto que el Palacio de Dolmabahçe. Aunque a estas alturas ya hayáis visto muchas mezquitas, no os perdáis la de Ortaköy que es una delicia.
Como ya era casi la hora de comer, quisimos despedirnos de las patatas kumpir de Ortaköy. ¡¡Qué ricas que estaban!! También quisimos despedirnos de los nargiles, pero como nos encontrábamos que no podíamos ni respirar, tuvimos que prescindir de fumar en uno.
Üsküdar
Tranquilamente fuimos andando hasta Beksitas porque teníamos intención de coger uno de los barcos que cruzan el Bósforo para llegar hasta la parte asiática de la ciudad, para llegar hasta Üsküdar.
Aún no habíamos tenido oportunidad de visitar Üsküdar y sentíamos curiosidad. Estos barcos son de transporte público y los usan habitualmente los turcos para desplazarse de una orilla a otra. Es recomendable visitar esta zona a última hora de la tarde. Y es que los atardeceres desde la orilla asiática, al igual que desde Eyüp, son de los más bonitos que podrás ver.
Al llegar a visitar Üsküdar es como si dieras un salto de país. Es totalmente diferente. Allí se nota, para empezar, más pobreza y también una cultura totalmente diferente. Se ven más mujeres con chador, con pañuelo…
Es una zona mucho más musulmana. Pero además, si quieres preguntar por algún lugar, tendrás problemas para hacerte entender. En el resto de Estambul, en inglés e incluso en español mucha gente te entenderá…, pero en Üsküdar, no es así.
En este barrio, hay varias mezquitas que visitar: la de Mihrimah, la de Yeni Valide y la de Semsi Paça. Un poco más retirada, se encuentra otra mezquita importante que ver, la de Çinili cuyo interior está cubierto con azulejos Iznik. Nosotros entramos en la de Mirimah y en la de Yeni Valide para despedirnos de las mezquitas, que se encuentran muy próximas al embarcadero. Con nuestro buen catarrazo, no teníamos ganas de andar hasta la de Çinili.
Tras la visita a las mezquitas, pusimos rumbo hacia la Torre de Leandro, para observar desde los alrededores la puesta de sol. Esta torre es conocida también por los turcos como Kiz Kulesi o Torre de la Doncella y tiene varias leyendas. Una de ellas relata que Leandro era un joven enamorado de Hero, sacerdotisa de Afrodita. Vivían separados y cada noche Leandro cruzaba a nado el Bósforo con la ayuda de la luz que salía de esta torre, pero una noche de tormenta, la luz se apagó y Leandro murió ahogado. Al enterarse Hero, se arrojó también a las aguas.
La otra leyenda cuenta que un emperador mandó construir la torre para que viviera su hija porque una adivina había vaticinado que moriría mordida por una serpiente. Un día, una serpiente que estaba en un cesto de uvas que había llegado a la torre, mordió a la chica, cumpliéndose así el mal augurio.
Fue construida en el siglo XII y ha servido de faro, semáforo e incluso como puesto de aduana.Para llegar hasta la torre hay unos barcos que hacen el trayecto. Tiene unos horarios concretos, y nosotros no pudimos hacer el trayecto.
Pero desde enfrente de la torre se tiene una panorámica de la zona de Sultanhamet de Estambul y se puede ver un precioso atardecer, si no os pasa como a nosotros que estaba el día gris y no fue todo lo bonito que se podría esperar. Hay además, una zona con asientos para poder disfrutar de las vistas.
Al caer la noche, volvimos al embarcadero para regresar a Eminönü. Para nuestra última cena, decidimos ir a otro de los restaurantes que recomendaban en el foro. Era el Bodrum y está en la plaza de Sultanhamet. Lo mejor es subir a la terraza, desde las que hay unas bonitas vistas de la plaza y de Santa Sofía y la Mezquita Azul. Este restaurante también es algo más carillo de lo normal, aunque no tanto como el Seven Hills del primer día.
Lunes, último día.
Nuestro avión no salía hasta las 16.00 horas, pero a las 13.00 horas ya nos recogía del hotel, así que poco podíamos hacer. Dimos una vuelta de despedida por la zona de Sultanhamet y aprovechamos para hacer las últimas compras. Entre estas compras, mención especial merecen los baklava de una pastelería de Yeniceriler Caddesi, donde compramos una caja con varios de distintos sabores. De este modo, llegamos al final del viaje.
Todos los posts de Estambul
DÍA 1: Llegada a Estambul y algunas consideraciones
DÍA 2: Visita de Sultanameht y Gran Bazar
DÍA 3: Recorriendo el Bósforo
DÍA 4: Palacio Topkapi y un baño en un hamman
DÍA 5: Barrio de Fatih, San Salvador de Chora y atardecer desde Eyüp
DÍA 6: Paseo por Istikal Caddesi y Ortaköy
DÍA 7: Vuelta a Ortaköy y visita de la zona asiática
Menudo recorrido nos habéis hecho en estos post.<br />Esas patatas kumpir (mi debilidad por la gastronomía es bien conocida) tienes que estar deliciosas, y una fumadita relajante contemplando los bellos atardeceres que inundan de más misterio esta ciudad, … está decidio, este viajecito será much antes de lo pensado.<br /><br />Gracias por la información, por compartirla y por ponerla al alcance
Sólo falta q busques un hueco y te escapes a esta maravillosa ciudad. No te arrepentirás de ir. Es realmente increible! Me alegro de q mis posts te hayan animado a viajar pronto hasta Estambul.<br />Besos
Todavía me acuerdo de ese pedazo de patata que me comí en Ortakoy nevando!!! Que frío que pasamos, pero que bonito todo. Leer tu relato me ha traído a la memoria aquellos días! 😀
Estambul nevado tiene q ser muy bonito, a pesar del frío, no?
Estambul es sin dudas una ciudad para disfrutar con los cinco sentidos. Un lugar único donde descubrir una cultura totalmente distinta, ¡del todo recomendable! Un abrazo.
¡Qué buenas recomendaciones! Se nota que lo habéis pasado en grande 😉 Las tendremos en cuenta la próxima vez que decidamos visitar Estambul 😉 ¡Mil gracias!
Nos encantó esta parte asiática de Estambul!. Comer pipas sentados en las alfombras, mientras contemplábamos el espectacular atardecer… no tiene despercicio!.