Nuestro viaje por Japón con nuestra bebé llegaba a su fin después de dos semanas recorriendo los lugares principales del país. Nuestras últimas horas en Tokio las dedicaríamos a conocer el Mercado de Pescado de Tsukiji, el barrio tradicional de Asakusa y la zona de Ueno.
DÍA 14
Contenidos del post
Mercado de Tsukiji
Tras el intento fallido de visitar el Mercado de Pescado el día anterior por ser festivo, solo nos quedaba una oportunidad para verlo. Una de las opciones que suele hacer la gente cuando visita este mercado es madrugar mucho para asistir a la subasta de pescado. Pero habíamos leído que hay que llegar muy pronto para asegurarse conseguir una entrada y que la única forma para ir era en taxi y los taxis son caros en Tokio.
[su_box title=”El Mercado de Tsukiji” box_color=”#22c5b8″]Este mercado es el mercado de pescado más grande del mundo. Cada día se mueven unas 2.500 toneladas de pescado, donde se venden más de 450 especies distintas, aunque la estrella es el atún de aleta azul o también llamado magurro.
A diario, entre las 5.25 horas y las 6.15 horas se produce la subasta de atún recién pescado y congelado. Pero solo pueden entrar 120 personas al día. Para poder asegurarse ser una de esos visitantes, hay que acudir al Centro de Información del Pescado, que está abierto a partir de las 5.00 horas, pero una hora antes ya empieza a formarse la cola.
El mercado cierra los domingos, la mayoría de los miércoles y los festivos. Lo mejor es asegurarse antes de ir: www.tsukiji-market.or.jp/tukiji_e.htm. Nosotros no lo hicimos y así nos pasó: el día anterior nos acercamos para nada porque estaba cerrado.
Al parecer, es una experiencia que merece la pena vivir porque se puede ver cómo inspeccionan los tasadores, la subasta y cómo se trabaja en general en el mercado.
Dado que hay que pegarse un buen madrugón, dicen que los momento más adecuado es el día siguiente al vuelo de llegada al país, para aprovechar el jet lag o el día que uno se marcha de la ciudad. El mercado no es un lugar muy limpio que digamos. Así que si vas, lleva zapato cerrado, si no quieres acabar con los pies manchados con todo lo que hay en el suelo.
[/su_box]
Como íbamos con la peque, y no queríamos madrugar tanto, descartamos este plan y optamos por ir más tarde, pero ya en metro. Aunque no puedas asistir a la subasta de pescado, merece la pena igualmente visitar este mercado. Pero eso sí, hay que hacerlo antes de las 11.00 horas, porque de ir a esas horas, ya casi no hay actividad. Nosotros llegamos al mercado alrededor de las 8.30-9.00 horas.
Con la visita quisimos aprovechar para probar el plato más internacional de la gastronomía japonesa: el sushi. Aunque parezca increíble, estábamos a punto de acabar nuestro viaje por Japón y aún no habíamos probado este plato. En nuestra defensa he de decir que no nos gusta mucho que digamos. Habíamos leído que el mejor lugar para comer sushi es justo en los alrededores del Mercado de Tsukiji. Y eso es justo lo que haríamos esa mañana.
En lugar de desayunar en el Family Markt como cada día durante casi todo el viaje, hoy desayunaríamos sushi en las proximidades de Tsukiji. Miramos precios en varios restaurantes junto al mercado, y nos decantamos por uno, en el que también había locales comiendo.
En la carta había muchas opciones para tomar sushi, nosotros optamos por una que traía un poco de todo. Y la verdad es que aunque no somos muy fan del sushi, hemos de reconocer que ¡nos encantó! Estaba riquísimo y no tenía nada que ver con el sushi que hemos probado en España en restaurantes asiáticos, que no nos gustaba nada.
También dentro del propio mercado, hay una zona, Uogashi-yokocho, que son unos restaurantes minúsculos donde se puede probar el sushi más fresco. Nosotros nos decantamos por un restaurante que está fuera del mercado, porque no sabíamos dónde estaban los otros o si estarían abiertos (luego al salir del mercado, vimos que si estaban abiertos, pero había muchísima cola en todos ellos para poder entrar a tomarse algo).
Con el estómago lleno, nos adentramos por el Mercado. Estuvimos deambulando sin rumbo fijo, observando cómo trabajaban con el pescado. Bien es cierto, como se suele decir, ya estaba todo el pescado vendido a esa hora, pero aún así merece la pena acercarse por la mañana al Mercado de Tsukiji.
Asakusa
Del mercado pusimos rumbo hacia nuestro siguiente destino que era conocer el barrio de Asakusa, una de las zonas más tradicionales de Tokio. La verdad es que contrasta mucho con la moderna ciudad que es la capital de Japón. Recuerda más a lo que habíamos visto en Kioto.
El Templo Senso-ji es la principal atracción de la zona. Es el templo más antiguo de Tokio. Se llega a él tras atravesar la puerta Kaminari-mon, que tiene una enorme linterna de 4 metros de altura, y tras recorrer la calle comercial y peatonal Nakamise-Dori. En esta callecita hay muchos puestecillos donde podrás comprar sobre todo souvenirs. Nosotros aprovechamos para comprarle un kimono a Iris y los adornos para el pelo (ha sido un estupendo disfraz que nos ha valido para los carnavales).
El templo lo compone un edificio grande, la sala principal, y una pagoda de 55 metros de altura. El templo es muy concurrido y había muchísimos japoneses devotos.
Tras la visita al templo, decidimos comer en un restaurante muy cerquita del Templo Senso-ji. Era ya nuestra última comida en tierras niponas. Después, recorremos un poco el barrio.
Porque ese día ya no teníamos tiempo antes de irnos al aeropuerto, pero justo en esta zona, a pocos pasos del templo, se encuentra el muelle desde el que se puede coger alguno de los cruceros que recorren el río Sumida y con los que se puede llegar hasta Odaiba.
También esta zona está la calle Kappabashi Dogugai, que cuya peculiaridad es que en ella se encuentran las tiendas donde venden las réplicas en cera de los platos que exhiben los restaurantes japoneses (Cuando no sabes qué pedir en un restaurante, lo mejor, es mirar dichas réplicas que suelen tener en una vitrina a la entrada). Para llegar hasta esa calle, hay que dejar el templo por la izquierda, y luego cruzar la calle principal.
Enfrente del embarcadero, al otro lado del río, está un peculiar edificio con una cosa dorada en la azotea. Esa cosa dorada rara representa la espuma de una cerveza porque el edificio es de Kirin, una de las marcas de cerveza que se pueden consumir en Japón.
Ueno
Regresamos al metro para ir hacia la última visita en Tokio: Ueno. Lo hemos dejado para el final porque es la zona más próxima a nuestro hotel. Gran parte del barrio lo ocupa el parque que lleva el mismo nombre: Ueno. Dentro del parque hay varios museos: el Museo Nacional de Tokio, que según la guía Lonely Planet de Japón que llevábamos, si solo se dispone de tiempo para visitar un museo en la ciudad, debería ser justo este… Sin embargo, nosotros no entraremos a visitarlo porque no tenemos tiempo.
También aquí está el Museo Nacional de Ciencia, el de Arte Metropolitano, el de Arte Occidental, el de Shitamachi, y también el zoo. Pero nosotros solo nos limitaremos a pasear un poco por el parque porque no hay tiempo de más.
Muy cerca del parque se encuentra Ameyayokocho, una calle donde hay un mercadillo de manera permanente y que se encuentra entre las estaciones de Ueno y Okachimachi, paralelo a la línea JR Yamanote. Aquí se pueden encontrar tiendas donde se vende desde pescado fresco y sazonado, verduras, dulces, hasta cosméticos y ropa de segunda mano o imitación o aparatos electrónicos de dudosa procedencia. Es bastante curioso y su estilo nos recordó más a los mercados que pudimos ver en Tailandia o Vietnam.
Con este paseo, llegó la hora de volver al hotel para coger las maletas y poner rumbo hacia el aeropuerto. Nuestro viaje había llegado a su fin. Nuestro avión salía del aeropuerto de Haneda. La mejor manera de llegar es con el monorraíl que se coge en la estación de Hamamatsucho y que llega al aeropuerto en unos 15 minutos.
[su_note note_color=”#CABDAA” text_color=”#010101″]Gastos del día
- Plato de sushi “recomendación del día”: 3.003 ¥ (nos sirven agua gratis)
- Kimono para Iris 4.330 ¥
- Adorno para el pelo: 3.024 ¥
- Comida: 2.770 ¥
- 2 dulces en un Family Mart: 262 ¥
- Kit kat de fresa en Ameyokocho: 252 ¥
- Piña fresca en Ameyayokocho: 200 ¥
- Tren JR hasta Hamamatsucho: 170 x 2 = 340 ¥
- Monorraíl al aeropuerto: 490 x 2 = 980 ¥
- Cena en el aeropuerto: 3.531 ¥
[/su_note]
Qué pasada! Me ha encantado la entrada. Yo creo que si algún día voy a Japón, volveré sin probar sushi, ufff, no puedo… Tiene que estar divina Iris con el kimono y los adornos jejeje.
Un abrazo
Carmen