Nuestras últimas horas en Venecia antes de coger el ferry para iniciar nuestro viaje por Croacia las dedicamos a recorrer el barrio donde nos alojábamos: Dorsoduro, a intentar en entrar en la Basílica de San Marcos y a callejear sin más por la Serenísima para captar las últimas instantáneas.
DÍA 3
El día había amanecido soleado. Tendríamos una bonita despedida de la ciudad. Y es que a las 17.00 horas salía nuestro ferry con dirección Rovinj, en la Península de Istria, Croacia, donde comenzaríamos la segunda etapa de nuestras vacaciones.
Pero antes, teníamos muchas cosas aún por ver en Venecia. Empezamos la mañana descubriendo el distrito de Dorsoduro, que está en la zona suroeste de la ciudad. En esta zona están dos de las galerías de arte más importantes de Venecia: la Academia y la Colección Peggy Guggenheim. Sin embargo, nosotros no entramos a visitarlas porque no tenemos tiempo. Y tan solo nos dedicamos a pasear y ver los edificios por fuera.
Donde sí entramos es en la Iglesia de Santa Maria della Salute. Solo por su emplazamiento bien merece la pena llegar hasta este edificio religioso. Es la iglesia que suele aparecer en muchas imágenes de Venecia. Aparece majestuosa junto al Gran Canal, con su característica cúpula redonda y su planta octogonal, en una esquina de Dorsoduro.
Atasco de góndolas en Venecia
La Basílica fue construida para celebrar el fin de la peste entre los años 1631 y 1687. La decoración interior es un poco escasa, pero se puede disfrutar de las pinturas de Tiziano y Tintoretto. Precisamente un cuadro de este último, Las Bodas de Caná, se puede ver en el interior de la sacristía.
Otro punto de interés en este barrio es el Palacio Ca’Rezzonico, uno de los pocos palacios que se pueden visitar de Venecia. Fue construido en el siglo XVII y uno de sus habitantes más célebres fue el Papa Clemente XIII que vivió en el palacio en el siglo XVIII. En Ca’Rezzonico se encuentra el Museo del Settecento Veneziano. Nosotros no entramos y seguimos paseando.
Nuestra intención es llegar a San Marco para visitar la Basílica. Para cruzar al otro lado del Gran Canal, tenemos dos opciones: o ir andando hasta el Puente de la Academia que es el más cercano a donde estamos o cruzarlo con un traghetto, unas góndolas que están pensadas para cruzar el Gran Canal por las zonas donde no hay ningún puente (solo hay cuatro puentes en todo el Gran Canal). Como queremos también la experiencia de probar estas góndolas, y el puente de la Academia queda algo retirado, cogemos un traghetto.
La parada se encuentra entre la la iglesia de Santa Maria della Salute y el Museo con la Colección Peggy Guggenheim, justo al lado del Palazzo Salviati. Es el Traguetto di Santa Maria del Giglio, en el Sestiere di Dorsoduro. El breve trayecto cuesta 0,50 €. Si no te puedes permitir el montar en una góndola para dar un paseo por Venecia, una opción más asequible son los traghetto, aunque evidentemente no es lo mismo. Pero al menos podrás decir que has montado en góndola. Son tan baratos porque en realidad son góndolas pensadas para los venecianos, y no para el turismo.
Traguetto
Al llegar a la Piazza di San Marco nos da un bajón enorme. ¡¡Menuda cola hay para entrar en la Basílica!! Hay tanta gente que si hacemos la cola echaremos el resto de la mañana y no haremos nada más. Y tenemos que estar en la terminal de ferries a las 16.00 horas. Con mucha pena, decidimos que la visita a la Basílica la dejamos para otra ocasión en la que viajemos a la ciudad.
Luego nos enteramos que existe la posibilidad de reservar las entradas por internet previamente para evitar las colas. La entrada a la Basílica es gratuita, pero si reservas la entrada, tienes que pagar 2 € por la reserva. La verdad es que de haberlo sabido antes de ir, lo habríamos hecho así porque nos habríamos asegurado el poder entrar.
Piazza San Marco
No podremos disfrutar de los preciosos mosaicos de la cúpula de la Ascensión que datan de principios del siglo XIII. Ni ver el altar, debajo del cual reposa el cuerpo de San Marcos… Todo eso quedará para otra ocasión. Tampoco entramos en el Palacio Ducal, que está justo al lado, y que fue fortaleza y prisión y donde se encuentran pinturas y esculturas de Tiziano, Tintoretto y Bellini. En este viaje nos limitaremos a callejear sin más por Venecia.
Nos asomamos a un lado de la Piazza di San Marco y cruzamos entre las Columnas de San Marco y San Teodoro, que son la entrada a la plaza desde el Gran Canal. Al borde la plaza, podemos ver la isla que está en frente y donde se encuentra San Giorgio Maggiore. Nos habría gustado acercarnos hasta allí para poder ver una de las vistas panorámicas más bonitas de Venecia y que se consiguen desde el Campanile de esta iglesia.
San Giorgio Maggiore
Tras las fotos de rigor, pasamos por debajo de la Torre dell’Orologio para dirigirnos hacia el Puente de Rialto y verlo en pleno apogeo. Paseamos por callecitas muy monas, con pequeños canales, y vemos tiendecitas donde se pueden comprar las típicas máscaras venecianas que se usan en los carnavales.
Junto al Puente de Rialto está el Mercado Rialto, donde hay numerosos puestos de fruta y verdura. De hecho, si te gusta la fruta este es tu lugar, porque venden bandejas de fruta fresca ya cortada y lista para consumir. El Mercado abre de 9.00 a 12.00 horas, pero en el exterior, los puestos permanecen abiertos mucho más allá de ese horario.
Tras deambular durante un rato, decidimos parar a comer en una trattoria próxima al Puente de Rialto, que tenía unos menús del día, aunque algo caros, salía mejor de precio que comer a la carta. Después de comer volvimos a los alrededores del Mercado a compra algo de fruta fresca antes de emprender el regreso a pie al B&B para coger nuestras maletas e ir a la terminal de ferries.
Puente de Rialto
Los ferries a Croacia salen de la Terminal de San Basilio. Si llevas maletas, es preciso estar una hora antes para hacer el check-in. El barco salió puntual a las 17.00 horas. En cuatro horas llega a Rovinj, aunque antes hace una parada en la ciudad croata de Porec. En esta parada, entraron policías croatas para un control de pasaporte de los que nos quedábamos en el ferry y continuábamos nuestro viaje.
Nuestro alojamiento en Rovinj no parecía estar lejos según los mapas. Así que decidimos ir andando hasta allí. Pero con lo que no contábamos es que era cuesta arriba. Lo que era un trayecto a pie de unos 10 minutos, tirando con las maletas y con la niña, nos llevó al final más de 20 minutos.
En la zona del apartamento no había ningún lugar para cenar y el centro de Rovinj quedaba a unos 10 minutos andando. ¡Menos mal que antes de montar en el ferry nos había dado por comprar algo de comida para el camino pero que al final se convirtió en nuestra cena improvisada en el apartamento porque ya nos dio pereza regresar a la zona centro para buscar un sitio donde cenar. Ya al día siguiente comenzaríamos a descubrir la península de Istria.
[su_note note_color=”#CABDAA” text_color=”#010101″]Gastos del día
2 billetes de traghetto: 0,50 x 2 = 1 €
Comida en Trattoria Aquila Negra, en una callecita junto al Puente Rialto: 2 menús turísticos (primero, segundo y postre) + agua + cerveza: 52,50 €
Periodista de formación y de profesión, mamá full time de una peque de 7 años y viajera cuando puedo. Soy bloguera de viajes en el poco tiempo libre que tengo.
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Cómo me gustó Venecia, aunque tengo la impresión de que no supe aprovecharla bien y por eso tengo muchísimas ganas de volver