Entre el mar Caribe y el océano Atlántico y formando parte de las Antillas Menores, nos encontramos con Barbados, una de las islas a las que llegó Cristóbal Colón en su primer viaje a las Américas. En el siglo XVII los ingleses convirtieron la isla en una colonia que se independizó en 1966 del Reino Unido, aunque la reina Isabel II se mantiene como su reina. A esta isla llegamos en nuestro tercer día de navegación en el crucero por el Caribe.
Día 3
Después de llevar ya más de 24 horas en el barco, estábamos deseando llegar a puerto para desembarcar. El día anterior lo había pasado navegando desde Saint Thomas y aunque en el barco no faltan actividades para no aburrirse, a nosotros permanecer tanto tiempo sin hacer nada de provecho, ni ver nada, nos estresaba.
Desayunamos de manera contundente porque haríamos igual que el día de la visita a Saint Thomas: hasta que no regresáramos al barco, no comeríamos. También nos llevamos algo de fruta y yogures del desayuno para tomar algún tentempié a media mañana.
Como no queríamos hacer la excursión con la naviera, al bajar a puerto estuvimos mirando las opciones que teníamos. A pocos pasos de donde se atraca, te encuentras con taxistas con minibuses que te ofrecen diferentes excursiones por la isla. No es posible regatear ni negociar porque hay unas tarifas estándar como lo indica un enorme cartel junto a la parada de taxis. Nosotros optamos por una panorámica, el tour “Coast to coast”, de unas 3 horas y media – cuatro horas y acordamos terminar en una playa antes de regresar al barco.
Con ese tour nos metieron en una minibus en la que había un grupito de alemanes de otro crucero que estaban esperando a salir a ver la isla porque les faltaban dos personas para llenar el vehículo. Iris al tener solo dos años no pagó la excursión, pero no tenía derecho a asiento ni nada. De hecho, iba sentada encima de mí, sin ninguna silla infantil ni nada. Preguntamos a la taxista y la mujer nos dijo que no hacía falta… La verdad es que no nos gustó esa solución que no nos pareció segura, pero no había otra alternativa.
[su_box title=”Algunos datos prácticos” box_color=”#ffc9a5″]
- Se habla inglés
- Se conduce por la izquierda como en el Reino Unido.
- La mayoría de sus habitantes son de raza negra.
- Su moneda es el dólar de Barbados, pero se puede aceptan sin problemas dólares estadounidenses.
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Qué ver en Barbados:
Antes de emprender la ruta por la isla, hicimos una breve visita a la capital, Bridgetown sin ni siquiera bajarnos del coche, pero en la que pudimos ver el edificio principal de la ciudad, el Parlamento de Barbados y el puente de Chamberlain, y a la salida de la ciudad, la escultura de la Emancipación de Bussa, que fue el líder de la rebelión de esclavos de Barbados.
En primer lugar nos dirigimos hacia Gun Hill Signal Station, una colina desde donde se tiene una espléndida vista panorámica de la isla. Fue la primera parada de la excursión. En esta zona se ubica la estación de Gun Hill, puesto militar desde el que se avistaban los barcos que se acercaban a Barbados y que en la actualidad está en desuso. Junto a la estación se encuentra una escultura de un león blanco, pero que nosotros ya solo vimos a través de los cristales de la minibus.
La siguiente parada fue para ver la St. John’s Parish Church, una de las iglesias más antiguas del país. Fue construida en 1645 en madera pero destruida en un incendio. Fue reconstruida en 1660, aunque no ha sido la única reconstrucción que ha vivido porque diferentes hurracanes la han afectado a lo largo de la historia. También es famosa por ser el lugar donde está enterrado Ferdinando Paellologus, el último descendiente del segundo hijo de Constantino, el último emperador de Constantinopla.
Volvimos a meternos en el coche para seguir con la visita panorámica. La verdad es que empezaba a resultarnos algo pesado porque gran parte del día lo estábamos pasando dentro del vehículo. Por el cristal íbamos viendo un poco cómo es la isla, con sus platanciones de bananas, coco y azúcar, los tres principales cultivos de Barbados.
Paramos en Bathsheba para ver los acantilados y la playa. La vista era espectácular. Esta zona es el destino ideal para los amantes del surf, porque es donde están las mejores olas. La parada fue breve y continuamos hasta Cherry Hill, donde estuvimos algo más de tiempo parados.
Cherry Tree Hill es donde mejor vista hay de la costa este de la isla. El nombre de Cherry Tree Hill se cree que se debe a que en la zona hubo una gran cantidad de cerezos, aunque hoy en día lo que hay son muchos árboles de caoba, que fueron introducidos en la isla después del Tratado de París de 1763.
Esta zona forma parte de la plantación de St. Nicholas Abbey, donde se produce ron. Esta plantación se puede visitar, pero la verdad es que no nos dejaron tiempo suficiente para acercarnos a visitarla. Hay visitas guiadas por el interior de Nicholas Abbey en la que se ve la casa de la plantación, una mansión construida en 1660, con sus muebles de época, y la plantanción en sí. También cuenta con un museo del ron y el azúcar.
La última parada antes de acabar la ruta fue en la playa en Holetown, donde podríamos permanecer casi dos horas. Si no fuera porque entonces empezó a llover, la estampa era idílica: fina arena blanca y agua azul turquesa cristalina… Los alemanes se metieron sin dudar en el agua. Nosotros, con la lluvia, que cada vez empezaba a apretar más, decidimos irnos porque no nos apetecía bañarnos en esas condiciones, y sobre todo a la que menos apetecía era a la peque. Además, la hora de recogida pactada impediría que pudiéramos recorrer Bridgetown antes de volver a embarcar y dada la situación, nos apetecía más ir a ver la ciudad que mojarnos bajo la lluvia en la playa.
Buscamos a la taxista y le dijimos que queríamos irnos por la niña y la verdad es que no nos puso problemas para abandonar al grupo de alemanes y llevarnos a nosotros solos hasta Bridgetown. Al bajar del taxi dimos una breve vuelta por la ciudad antes de volver andando al puerto para embarcar.
Qué ver en Bridgetown
Bridgetown, además de ser la capital, es el principal puerto de la isla y es también su centro financiero. Al parecer el nombre de Bridgetown se debe a que cuando llegaron los británicos se encontraron con un puente de madera que habían construido los indígenas arahuacos sobre el área del pantano Careenage. A partir de ahí, empezaron a llamar a la ciudad Bridgetown.
El taxi nos dejó cerca de la Mutual Life Assurance Society, un edificio bastante pintoresco y fotogénico de estilo colonial. Comenzamos a callejear y cogemos la calle Swan, que es una calle comercial peatonal. La verdad es que llamamos bastante la atención porque en ese momento somos los únicos turistas perdidos por la ciudad.
Seguimos nuestro paseo hasta llegar al Parlamento, uno de los más antiguos del mundo (en concreto, el tercero más antiguo), y llegamos a la Plaza de los Héroes Nacionales, donde está la estatua de Lord Nelson, que se colocó antes de la Columna de Nelson en Trafalgar Square en Londres. Se instaló para celebrar la victoria inglesa en la Batalla de Trafalgar unos años antes. El almirante Nelson visitó Barbados en 1805. Fue considerado un héroe por los locales de la época por sus batallas contra los franceses que controlaban algunas de las otras islas del Caribe.
Nuestros pasos nos llevan hasta la St. Michel Cathedral, la principal de la capital. Regresamos a la plaza de los Héroes Nacionales para ver de cerca el Puente de Chamberlain, que se construyó en la segunda mitad del siglo XIX. Por esta zona hay muchas embarcaciones pequeñas que ofrecen excursiones por la isla, y también muchos comercios y restaurantes.
Otros lugares interesantes de Bridgetown y que nos quedamos con ganas de ver son la sinagoga judía, el Centro de Artesanía Pelícano, el Parque de la Reina, la Casa del Gobernador y el Área histórica de la Guarnición. Este último sitio es donde se encontraba el cuartel general del Regimiento de las Indias Occidentales Británicas durante la época colonial, entre los siglos XVII y XVIII, y también la casa donde se alojó George Washington durante su estancia en la isla, el único país que visitó fuera de Estados Unidos.
No lo hicimos porque ya era algo tarde y debíamos regresar al barco si no nos queríamos quedar en tierra. Hicimos el camino de vuelta andando. Desde el centro de Bridgetown se tarda unos 25-30 minutos (tal vez algo menos si vais más deprisa, pero hacía mucho calor e íbamos con la peque a cuestas).
Para el crucero contratamos un seguro que sólo cubría estas vacaciones. No recuerdo qué seguro contratamos, pero en aquel momento no conocíamos MONDO, como hacemos en la actualidad. Por ser nuestro lector, te hacen un 5% de descuento.
Pues parece que aprovechasteis el día. Una pena que os lloviese en la playa.
Pues si que aprovechasteis bien el tiempo!! Que bien! Bonito recorrido!
Un saludo
Carmen
Hola, gracias por toda la informacion que brindan, nos resulta muy util!.
Quiero preguntarles si recuerdan cuanto les costo el tour en Barbados. Muchas gracias!
( disculpen la falta de tildes, teclado en francés..)
Muchas gracias!
Inés.
Suelo poner siempre el precio, pero en esta ocasión se me pasó. El tour nos costó por adulto 30$. La niña, al tener dos años, viajó gratis.
Saludos