Después de pasar tres días y medio en San Francisco, retomábamos nuestro roadtrip por la Costa Oeste de Estados Unidos. Al día siguiente teníamos previsto visitar Yosemite, pero ese día teníamos dos posibles planes: visitar Calavera Big Trees, un parque con secuoyas gigantes, o los pueblos de la fiebre del oro de California, a donde a mediados del siglo XIX, llegaron muchos inmigrantes en busca del precioso metal.
Día 6
El día que dejamos San Francisco nos entretuvimos más de la cuenta en la ciudad, porque nos dimos una última oportunidad al Golden Gate, para verlo sin niebla, aunque al final no lo conseguimos.
Esa noche dormiríamos en Sonora, un pueblo a mitad de camino entre Yosemite, que es lo que estaba previsto ver al día siguiente y Calaveras Big Trees, que era lo que teníamos intención de visitar ese día porque queríamos ver secuoyas gigantes.
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La mayoría de gente cuando va a la costa oeste de Estados Unidos, ve secuoyas en Mariposa Grove, que pertenece a Yosemite National Park, pero en julio de 2016 estaba cerrado por obras.
Así que las opciones para ver estos árboles gigantes en la zona se limitaban:
- Muir Woods, cerca de San Francisco (lo habíamos visto durante nuestra estancia en la ciudad, pero no son tan grandes y queríamos ver más)
- Calaveras Big Trees
- Sequoia National Park
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Sequoia National Park lo habíamos descartado porque por la ruta que queríamos hacer, tendríamos que dar mucho rodeo para verlo, y no había manera de encajarlo. Así que habíamos pensado en ir a Calaveras Big Trees que es un parque estatal, no nacional, que no suele estar demasiado concurrido.
Pero cuando abandonamos San Francisco era ya casi mediodía, Calaveras quedaba a unas 3 horas y luego desde este parque a Sonora teníamos otra hora y pico… Así que cambiamos de planes y optamos por ir a ver los pueblos de la fiebre del oro que nos quedaban de paso a Sonora.
Contenidos del post
Los pueblos de la Fiebre del Oro
En 1848 se descubre oro cerca de Coloma. Este descubrimiento desató la inmigración masiva de personas en Estados Unidos en busca del preciado metal. Más de 300.000 personas se trasladaron al oeste americano.
Jamestown
Uno de estos pueblos de la Fiebre del Oro fue Jamestown, que fue fundado en 1848 por los mineros que buscaban oro. Vivió en dos momentos esta fiebre del oro, la primera en 1849 y la segunda en 1880. Y en este pueblo hicimos la primera parada de nuestro recorrido.
Al llegar a Jamestown nos encontramos un pueblo típico del oeste americano, aunque no tiene nada que ver con los pueblos fantasmas mineros que se pueden ver en la Costa Oeste como Bodie o Calico -que los veríamos durante nuestro viaje más adelante-, porque Jamestown sigue estando vivo, habitado… Parece sacado de las películas.
Aunque no solo lo parece, en verdad ha salido en más de una película y serie de televisión, y cuenta con un pequeño Paseo de la Fama que recuerda su pasado cinematográfico. Entre otras películas, aquí se ha rodado Regreso al futuro III, La Casa de la Pradera, Bonanza, Siete novias para siete hermanos, Autopista hacia el cielo…
Además, en Jamestown se puede visitar el Parque Histórico Estatal Railtown 1897, que tiene una colección estatal de trenes y material ferroviario de época. Hacia allí nos dirigimos tras hacer algunas fotos por el pueblo…
Con lo que no contábamos es que el parque cerraba a las 16.00 horas en julio de 2016 (aunque tanto en nuestra guía Lonely Planet como en en la página web pone que cierra a las 16.30 horas de abril a octubre). Y el reloj marcaba poco más de las 16.00 horas. Así que nos conformamos con hacernos algunas fotos con las impresionantes locomotoras y trenes antiguos que había en la estación de Jamestown, que parecía sacada del siglo pasado.
Nos quedamos con ganas de montar en el tren… Pero ese día , aunque hubiéramos llegado a tiempo tampoco habríamos podido, porque los trenes funcionan solo los sábados y domingos de entre abril y octubre. Recorre unos 5 km, y dice la guía que es uno de los mejores recorridos por el Gold Country.
El viaje dura unos 45 minutos y sale a las 10.30 horas, a las 1.30 horas y a las 15.00 horas. También en julio y en agosto, hay un tren diesel en el que se puede montar que opera los miércoles y sale a las 11.00 horas y a las 13.00 horas. Los billetes cuestan 15 $ los adultos, 10 $ los niños entre 6 y 17 años, y gratis los menores de cinco años.
Tras las pertinentes fotos en Jamestown, fuimos al hotel de Sonora a hacer el check-in. Como tenía piscina, nos dimos un baño antes de seguir con las visitas. Y es que habíamos pasado del frío horrendo de San Francisco al calor más espantoso que hacía por aquella tierra en verano.
Columbia State Park
Después del baño, nos dirigimos a Columbia, que dicen que es el pueblo de la Fiebre del Oro mejor conservado. Se fundó en 185o sobre unas minas, en las que se hallaron 150 millones de dólares en oro.
Fuimos directamente al Columbia State Park, pero nos lo encontramos medio vacío y con todos los “negocios” cerrados. Al parecer durante las mañanas, hay voluntarios vestidos de época, por lo que puede ser divertido. Y digo al parecer, porque nosotros cuando llegamos ya no vimos nada de esto. Las tiendas y atracciones cierran hacia las 17.00 horas y nosotros llegamos más tarde…
En el Columbia State Park hay un museo que cuenta la historia de los buscadores de oro… Es gratuito, pero solo está abierto de 9.30 a 16.30 horas de abril a octubre y de 10.00 a 16.00 horas de noviembre a marzo. Ademas, los fines de semana, los guías del museo hacen rutas guiadas de una hora por el pueblo a las 11.00 horas y que duran una hora.
Aún así, pudimos ver el Columbia State Park casi en soledad (solo había algún turista perdido como nosotros) y pasear tranquilamente por la calle principal, Main Street, sin problemas. Evidentemente no pudimos entrar en ningún negocio porque prácticamente todo estaba cerrado salvo algún restaurante que otro.
Parecía que estábamos en una película del Oeste. Vimos una auténtica diligencia (en la que es posible dar un paseo durante las horas de apertura), pasamos enfrente de la oficina postal Wells Fargo, vimos algún que otro típico saloon del Viejo Oeste… Y de hecho, terminamos cenando en un saloon de los que todavía permanecía abierto a esas horas.
Cenamos en el City Hall que cerraba a las 20.00 horas. Se supone que es el más elegante de los hoteles victorianos restaurados que hay en Columbia. Las camareras vestían de época, pero la comida no era nada de época, como tal vez se podía uno imaginar (cenamos una ensalada césar, una lasaña de champiñones, fish and chips y nuggets).
[su_note note_color=”#CABDAA” text_color=”#010101″] Gastos del día
- Gasolina: 15 $
- Comida en un Deli: .31,54 $
- Compra en supermercado: 31,33 $
- Cena: 60 $
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Que chulos los pueblos de la fiebre del oro. Si algún día vuelvo al oeste de EEUU los incluyo en la ruta.
Cómo molan esos pueblos! Nosotros estuvimos en Calico y nos quedamos con ganas de Bodie. Nos apuntamos Jamestown!
Esto a diferencia de Bodie y Calico, no son pueblos fantasmas. Son pueblos donde aún vive gente.
Con lo que me gustan a mí estos antiguos pueblos mineros…Lástima que llegarais tan tarde a Columbia, parece que tiene que ser chulo! Me apunto estos dos lugares para mi próxima visita por la Costa oeste, jejeje.
Sí, estaba chulo. La parte buena es que pudimos disfrutar de ellos en soledad, porque no quedaba nadie.