El Marina Sands Bay es todo un icono en Singapur. Es un hotel de cinco estrellas cuya silueta destaca en la bahía de esta ciudad estado asiática, y con una piscina infinita que es una de las más populares del mundo. Así que cuando viajamos a Singapur, pensamos en alojarnos en este hotel porque nos hacía ilusión poder disfrutar de su piscina.
En todos los viajes de verano, nos gusta darnos algún capricho (si se da la opción). En Estados Unidos, pasamos una noche en el hotel que está en Monument Valley, y en el viaje por Emiratos, Malasia y Singapur, ese capricho iba a ser alojarse en el Marina Sands Bay una noche.
Son varias las razones para que nos alojáramos una única noche. El alojamiento en Singapur no es barato, como en los países vecinos, donde por ejemplo, por lo que nos costó una noche en el Marina Sands Bay, nos alojamos cuatro en un superapartamento en Kuala Lumpur con piscina infinita con vistas a las Petronas.
Pero tampoco es tan obscenamente caro como vimos en Copenhague. El precio del alojamiento en Singapur es parecido a cualquier capital europea, como puede ser Berlín o Roma.
Así que teniendo eso en cuenta y que el Marina Bay Sands es un hotel de cinco estrellas, estaba claro que no iba a ser barato. Por eso, decidimos que de las cinco noches que pasaríamos en la ciudad, tan solo podíamos permitirnos alojarnos una. Al menos, así nos podíamos dar el gustazo de bañarnos en la ‘infinity pool’.
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El Marina Sands Bay, por dentro
El Marina Bay Sands tiene 2.500 habitaciones divididas en tres torres. En su azotea, en la planta 57, tiene una impresionante piscina infinita, que dicen que es la más grande del mundo, a lo que solo pueden entrar los alojados en el hotel, y también un mirador precioso de la bahía y de los jardines Garden by the Bay, el Sands SkyPark, al que sí que puede acceder cualquiera, previo pago de la entrada correspondiente.
Al entrar en el hotel se nota ya el lujo. Nada más llegar, antes incluso de pasar por recepción, hay conserjes que se hacen cargo de tu equipaje y si quieres, te lo llevarán a tu habitación. El check-in es a partir de las 15.00 horas, pero si llegas antes, puedes ir registrándote, aunque no te darán la habitación.
Pero al registrarte, te dan unas tarjetas, a cada huésped la suya, incluidos los niños, con la que podrás acceder a la piscina infinita y al mirador desde el primer momento, y te darán las claves para acceder gratuitamente al wifi. Con suerte, si la habitación está antes de las 15.00 horas, te envían un mensaje para avisarte de que pases a recoger la llave.
Nosotros llegamos al hotel hacia las 12.00 horas. Había bastante cola para hacer el check-in (normal, teniendo en cuenta la cantidad tan enorme de habitaciones que tienen). Hay dos zonas para hacer el check-in. Para amenizar el tiempo en la cola, trabajadores del hotel pasaron con bandejas con helados, zumos y agua para a los futuros huéspedes.
Nosotros hicimos el check-in, y aunque podíamos ya disfrutar de la piscina, no pudimos hacerlo porque como habíamos dejado las maletas al entrar, antes de registrarnos, no teníamos bañadores.
CONSEJO: Si llegas pronto como nosotros, quédate con los bañadores, para poder cambiarte y subir a la piscina. No necesitas toallas, porque en la habitación hay albornoces para subir a la piscina, y además, en la piscina, también hay toallas que te dejan gratuitamente.
Así que para hacer tiempo, aprovechamos para ir a comer al centro comercial que está en los bajos del hotel. Mientras comíamos, recibimos un mail avisándonos de que nuestra habitación estaba lista. Recogimos la llave, pero al llegar a la habitación, nuestras maletas aún no habían llegado, por lo que aún no teníamos bañadores para poder meternos en la piscina.
El hotel dispone de acceso directo a un gran centro comercial de Singapur, donde encuentras marcas de fama internacional, y al Museo ArtScience. Cuenta con varios restaurantes con chefs de renombre como Gordon Ramsey, que imaginamos que serán caros, porque nosotros no probamos.
Si quieres comer barato, en el centro comercial, hay una zona de ‘food court’, donde hay varios restaurantes con comida de estilo oriental principalmente en los que pides tu comida, pagas, y te la llevas a una mesa, que por lo general, compartes con más gente. El precio de la comida en el ‘food court’ es bastante asequible. Nosotros comimos y cenamos ahí.
La ‘infinity pool’ es enorme, como decía, y suele haber mucha gente, sobre todo por la tarde. Tiene un amplio horario de apertura: desde las 6.00 a las 23.00 horas. Nosotros fuimos por la tarde, desde donde vimos un atardecer espectacular. Y luego por la mañana madrugamos para entrar otro rato, antes de tener que hacer el check-in a las 11.00 horas.
También por la mañana hay bastante jaleo, aunque no tanto a primerísima hora. Para los adultos que quieran gozar de algo de tranquilidad, sin niños, hay una zona reservada ‘only adults’.
En la piscina, hay servicio de camareros que te podrán traer de comer o de beber, que te cargan a la tarjeta, por lo que no hace falta que subas con dinero a la piscina. Nosotros pedimos una piña colada, que fue realmente cara (25$ singapurienses).
Cómo son las habitaciones
Las habitaciones son muy amplias, algo extraño para Singapur, donde el suelo es caro, y las habitaciones suelen ser enanas en los hoteles. Tiene el suelo de moqueta, con enormes ventanales, que en nuestro caso, daban a los Jardines de la Bahía.
Tiene una cama extragrande, además de escritorio, un diván, televisión plana enorme, minibar (pero cuidado, que si sacas algo, aunque no lo consumas, te lo cargan inmediatamente a la tarjeta que has tenido que dar al hacer el check-in).
El baño es enorme, con bañera hidromasaje, ducha, zona separada para el váter. Como ‘ameneties‘, hay champú, gel, crema, costurero, kit de manicura y para quitar el maquillaje. Ponen dos botellitas de agua (aunque con la niña éramos tres). Hay hervidor y sobres de café y té para tomar gratuitamente. También hay zapatillas y albornoces para la piscina.
Las cortinas se corren y se descorren de manera automática, al igual que la iluminación.
Qué incluye el precio de la habitación
- Entrada a la ‘infinity pool’
- Entrada gratuita a la plataforma de observación Sands SkyPark
- Wifi de alta velocidad.
- Tarjeta para cada uno de los huéspedes para poder subir a la piscina y a la plataforma y que es necesaria para utilizar también el ascensor.
En nuestro caso, cogimos la habitación más barata que encontramos para nuestras fechas, reservada dos meses antes, y que fue una Deluxe Twin con vistas a los jardines Garden By the Bay. El precio de una noche en régimen de solo alojamiento fue de 380,75€, con tasas incluidas.
Las habitaciones que dan a la bahía son más caras. La nuestra daba a los jardines y nos gustó mucho la vista.
Los menores de 12 años se alojan gratis si utilizan las camas existentes en la habitación. No cogimos desayuno porque ya subía muchísimo el precio (unos 80-90 euros más por los tres).
Dónde está ubicado
El Marina Bay Sands está en la estación MRT de Bayfront, muy cerca a pie del distrito financiero central, a 20,2 km del aeropuerto de Singapur-Changi y a unos 900 metros de Gardens by the Bay, bien comunicado por un puente.
¿Merece la pena alojarse en el Marina Bay Sands?
A nosotros, a pesar del alto precio, nos mereció la pena por completo. Fue una experiencia increíble, de las que no se pueden vivir todos los días, y que si volviera a organizar el viaje, volvería a reservar.
Es cierto que encarece enormemente el presupuesto del viaje, pero poder bañarse en esa piscina y disfrutar de un atardecer con unas vistas de infarto a los rascacielos de Singapur, no tiene precio.
Además, es uno de los lugares que se han de visitar en la ciudad… ¿Qué mejor que hacerlo desde dentro y pudiendo disfrutar de las ventajas de estar alojado?
Al parecer, para conseguir mejor precio, lo mejor es reservar con antelación. Además, recomiendo revisar tanto Booking, Central de Reservas (donde te dan 10 € si te registras a través de nuestro enlace) e incluso en la propia web del hotel porque a veces salen ofertas.
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